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El mes de junio llega a su fin y se asoma un nuevo verano que nunca llega: los exámenes, los proyectos final de curso, el trabajo a terminar antes de las vacaciones y toda una lista infinita de cosas por hacer que nos hacen recordar que casi estamos de vacaciones pero todavía no. Pero nunca es tarde del mismo modo que nunca es pronto. Si, eso es, nunca es pronto para los primeros días en la playa, las primeras cervezas en terraza, los paseos a pleno sol en la montaña y como no… los primeros festivales. Si bien faltan estos pocos días para adentrarnos en las vacaciones siempre está bien darse unos momentos de placer y en nuestro caso, todo tiene un inicio y de que mejor forma, que empezar la época veraniega en nuestro infierno favorito: El Hellfest 2015.

 

De camino al hellfest nos encontramos con todo tipo de metalheads. Desde a adolescentes de apenas 16 años vistiendo camisetas de Slipknot hasta gente que roza la tercera edad con camisetas de Motörhead, la diversidad de estilos que se encuentran en esta fauna es una mera representación de lo que el festival representa. Lejos quedan aquellos carteles donde apuntaban un estilo más bien tirando a festival extremo saltándose la formalidad de traer a grupos clásicos. El Hellfest corrigió rápidamente y a tiempo, y ahora el festival francés se corona como uno de los más grandes festivales de Europa. ¿El más grande? Para algunos seguramente sí, pero para nosotros no hay ni grande ni pequeño, no hay blanco ni negro, hay festivales y hay el Hellfest.

 

 

HELLFEST 2015

Llegamos en la estación de Clisson, una estación modesta pero el día antes del festival estaba abarrotada de personas de todo el mundo. En el pueblo ya nadie se ve sorprendido y la involucración de los vecinos con el festival es máxima: algunos se dedican al transporte de personas hacia el festival, otros de voluntarios en los parkings, otros acogiendo a festivaleros en sus casa y otros con una cerveza en la mano y dispuesto a conocer gente nueva. Desde todos los ángulos, el pueblo de Clisson cede sus tierras a este legendario género de música que en su día se le bautizó como Heavy Metal.

 

Pocos segundos después de entrar en el recinto, tras varios minutos de cola en la entrada en la que reconocemos la guitarra gigante que el festival regaló al pueblo de Clisson, nos damos cuenta de las novedades que nos esperan en este 2015. Un bar con cargadores en las mesas y pantallas para jugar online al WOW nos llama la atención, y de fondo, el Hellfest City square, bastante parecido a la del año pasado, y con la calavera blanca rodeada de mariposas en su centro. Localizamos enseguida el Extreme Market, pero antes de irnos a dejar el dinero, localizamos los cajeros automáticos y las nuevas taquillas de Cashless (la nueva tarjeta recargable que sustituye a los tickets para las bebidas). Seguimos hasta el camping y… ¡Sorpresa! Un allanado camino de tierra nos lleva antes de lo previsto… ¿Dónde están estas infernales escaleras que atravesaban la carretera? Pues

son historia. Un 10 para los organizadores que tomaron nota de nuestro #TOP 1 de cosas a corregir. Nos colocamos en el WhiteCamp mientras observamos el nuevo camping con tiendas ya instaladas llamado “Easy Camp” que hizo sold out en pocos días. Una pena habernos quedado sin plazas pero la instalación es rápida y en seguida estamos listos para irnos a cenar al pueblo y tomar las primeras cervezas en el festival.

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