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Jueves a las diez de la noche, hora de salida hacia el festival más importante de Francia, y uno de los carteles más valiosos de toda la vieja Europa, el HELLFEST 2013.

 

El camino es más fácil y rápido de lo previsto. Ocho horas de carretera incluyendo tres pausas, antes de llegar a Burdeos vimos salir el sol, y antes de llegar a Nantes los primeros chubascos, que nos sirvieron de preludio a lo que seria meteorológicamente el festival: lluvia y sol en intervalos equidistantes y equitemporales. Nos esperaban tres días de chubasquero y botas, por suerte un servidor ya tiene experiencia en eso de los festivales!

 

Llegamos a Clisson en pleno atasco de coches, el camino al festival tímidamente señalizado y el aparcamiento una autentica catástrofe: rotondas colapsadas y coches aparcados en las alcantarillas y bordes de la carretera, por suerte el flujo de gente cargando cajas de birras nos recuerda que acabamos de llegar al Hellfest! Una vez aparcados buscamos un hueco en el camping amarillo. Invadimos parte del camino principal con nuestras tiendas y procedemos a buscar nuestras acreditaciones.

La decoración del festival es una de las más trabajadas de los festivales que hemos estado. La entrada, en forma de fachada de catedral satánica,  nos permite acceder a la zona de los mainstages. Primer control de mochilas, algo rápido e ineficaz, pues entramos ni más ni menos que una botella de Jägermeister, y suerte que lo hicimos! No se vende alcohol fuerte en la zona de los mainstages… algo atroz y catastrófico para un festival de heavy, y más de la talla del Hellfest… aquí nuestra gran primera decepción con el festival, pese a todo vemos a King OvHell y a Gaal esperando para empezar la sesión de firmas de God Seed. Este ultimo nos saluda con la cabeza en vernos, nos quedamos con la duda… ¿será del Barça? Pues un servidor llevaba la camiseta del primer equipo!

 

Ante las rarezas e incoherencias suscitadas por el festival, decidimos atacar a lo que habíamos venido a ver: los conciertos.

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