top of page

Llegamos a Tolmin por la mañana, un pueblo bastante acogedor ubicado al oeste de Eslovenia, con muchas influencias italianas, de ahí las muchas pizzerías que hay por el centro. La hora oficial de llegada al Metaldays fue a las 12 de la mañana a pleno sol, dispuestos a plantar la tienda e ir rápidamente a echar un vistazo al festival (y el río). El ambiente de vacaciones que rodea el festival no se parece para nada a otros festivales europeos como Wacken o Hellfest, gente paseándose por delante de los escenarios con bañador, toalla y colchonetas inflables es la imagen habitual. Hay dos escenarios, el Main Stage es el más grande y tiene a uno de los lados una colina que permite una buena visibilidad de los conciertos, y el Second Stage que está situado en medio del bosque y a escasos pasos del primero. Entre los dos lo separa un antiguo hotel, hoy en dia prácticamente en runas, pero que todavía permite alojar a los organizadores del festival.  Hay pocas tiendas y merchandising pero no se echan de menos ya que el principal atractivo del festival, además de las bandas, es el río Soca, donde se puede ir a pie desde el mainstage, eso sí, muy frío (alcanza temperaturas máximas de 10 grados), inmejorable para aguantar el calor que hace en Eslovenia.

Seguramente habéis leído en otras páginas que el paisaje del festival es de los más bonitos en Europa. Efectivamente es así, el festival se adapta a la natura, y sí, hay todo tipo de insectos e incluso serpientes que se pasean por el festival pero que no cunda el pánico, estos seres vivos no son amantes de la música metal con lo que hay pocas probabilidades que os los encontréis!

bottom of page